Queridos vecinos:
Me permitirán los vecinos de Lapido el juego de palabras en el título.
Con ilusiones nuevas hemos empezado este jueves pasado la Novena de la Virgen de la Merced en su capilla de Lapido y sobre ella quiero hacer una "reflexión libre".
Al pensar en la devoción a la Virgen de la Merced parecen resonar en nuestros oídos las palabras de Jesús: bienaventurados los perseguidos a causa de su fe, porque de ellos es el Reino de los Cielos. La devoción a la Virgen de la Merced o más bonito todavía "de las Mercedes" (es decir, de la misericordia o de las misericordias) nació del deseo de liberar a los cautivos durante el siglo trece y los siguientes.
La tendencia del hombre es ser un pequeño dios. Por eso, nuestra fe en Jesucristo, se contrapone a la tendencia dominante, que es confiar sólo en uno mismo. La tendencia es buscar sólo nuestro interés y no la entrega.
Siempre habrá persecución a causa de nuestra fe: en todos los momentos de la historia ha ocurrido. Algunos no entienden que seamos generosos con nuestra vida, e incluso hay a quienes les molesta que seamos así.
A los cristianos perseguidos de todos los tiempos se le dirigen estas palabras de consuelo. Pero también en esta bienaventuranza, Jesús, nos habla de Él mismo. Jesús crucificado es el justo perseguido. Esta bienaventuranza es una invitación a seguir a Jesús en la cruz. ¡Qué casualidad: el día1 14 la fiesta de la Cruz, el 15 la de la Virgen de los Dolores!
Lo novedoso es que Jesús mismo explica el significado de esta bienaventuranza. Y nos dice que promete la alegría a los que sufren por el: dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y calumnien de cualquier modo por mi causa (Mt 5, 11).
A veces cuando una persona se porta mal la gente le aplaude. No hay ningún problema. Todo parece que le sale bien. El Señor permite que sus amigos suframos persecución junto con Él. Por eso hay personas que cuando intentan seguir al Señor, les va mal, porque hay gente que se pone en su contra. Pero no hay que desconcertarse por que esto ocurra: está previsto en "la hoja de ruta".
En cambio a los que no siguen a Jesús puede que se les alabe y se les aplauda, y estén bien considerados. Pero aunque los cristianos sean masacrados, humillados, perseguidos, crucificados como lo fue Jesús, sin embargo su Reino seguirá.
Cuando no está de moda ser católicos. Cuando ser amigo del Señor no está bien visto por la mayoría aquí estamos nosotros para hacer como los primeros cristianos.
Esto es lo que tenemos que hacer: no desanimarnos sino seguir hablando de Dios. Alguien nos escuchará. No nos desanimamos, porque tenemos la suerte de llevar el mensaje del Señor.
Felices los perseguidos a causa de su fe en Jesucristo, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
¡Bienaventurada Virgen de la Merced!
La Virgen fue la madre de un condenado. Mucha gente la miraría mal. Pensarían que le habría dado una mala educación: ¡de tal palo tal astilla! Muchos se meterían con ella al enterarse de que era la madre de un ajusticiado. Y, precisamente por eso ahora es la Reina del Cielo. En la Cruz los dos corazones estaban unidos. Si Él era el justo perseguido, su Madre también.
Me permitirán los vecinos de Lapido el juego de palabras en el título.
Con ilusiones nuevas hemos empezado este jueves pasado la Novena de la Virgen de la Merced en su capilla de Lapido y sobre ella quiero hacer una "reflexión libre".
Al pensar en la devoción a la Virgen de la Merced parecen resonar en nuestros oídos las palabras de Jesús: bienaventurados los perseguidos a causa de su fe, porque de ellos es el Reino de los Cielos. La devoción a la Virgen de la Merced o más bonito todavía "de las Mercedes" (es decir, de la misericordia o de las misericordias) nació del deseo de liberar a los cautivos durante el siglo trece y los siguientes.
La tendencia del hombre es ser un pequeño dios. Por eso, nuestra fe en Jesucristo, se contrapone a la tendencia dominante, que es confiar sólo en uno mismo. La tendencia es buscar sólo nuestro interés y no la entrega.
Siempre habrá persecución a causa de nuestra fe: en todos los momentos de la historia ha ocurrido. Algunos no entienden que seamos generosos con nuestra vida, e incluso hay a quienes les molesta que seamos así.
A los cristianos perseguidos de todos los tiempos se le dirigen estas palabras de consuelo. Pero también en esta bienaventuranza, Jesús, nos habla de Él mismo. Jesús crucificado es el justo perseguido. Esta bienaventuranza es una invitación a seguir a Jesús en la cruz. ¡Qué casualidad: el día1 14 la fiesta de la Cruz, el 15 la de la Virgen de los Dolores!
Lo novedoso es que Jesús mismo explica el significado de esta bienaventuranza. Y nos dice que promete la alegría a los que sufren por el: dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y calumnien de cualquier modo por mi causa (Mt 5, 11).
A veces cuando una persona se porta mal la gente le aplaude. No hay ningún problema. Todo parece que le sale bien. El Señor permite que sus amigos suframos persecución junto con Él. Por eso hay personas que cuando intentan seguir al Señor, les va mal, porque hay gente que se pone en su contra. Pero no hay que desconcertarse por que esto ocurra: está previsto en "la hoja de ruta".
En cambio a los que no siguen a Jesús puede que se les alabe y se les aplauda, y estén bien considerados. Pero aunque los cristianos sean masacrados, humillados, perseguidos, crucificados como lo fue Jesús, sin embargo su Reino seguirá.
Cuando no está de moda ser católicos. Cuando ser amigo del Señor no está bien visto por la mayoría aquí estamos nosotros para hacer como los primeros cristianos.
Esto es lo que tenemos que hacer: no desanimarnos sino seguir hablando de Dios. Alguien nos escuchará. No nos desanimamos, porque tenemos la suerte de llevar el mensaje del Señor.
Felices los perseguidos a causa de su fe en Jesucristo, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
¡Bienaventurada Virgen de la Merced!
La Virgen fue la madre de un condenado. Mucha gente la miraría mal. Pensarían que le habría dado una mala educación: ¡de tal palo tal astilla! Muchos se meterían con ella al enterarse de que era la madre de un ajusticiado. Y, precisamente por eso ahora es la Reina del Cielo. En la Cruz los dos corazones estaban unidos. Si Él era el justo perseguido, su Madre también.
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