Esta es una actitud que
podemos educar desde pequeños: ser conscientes de lo mucho y bueno que hemos
recibido y abrirles a la pregunta de “para qué lo recibo”.
San Ignacio, en los Ejercicios
Espirituales, lo plantea como petición: “Pedir conocimiento interno de
tanto bien recibido, para que yo, enteramente reconociendo, pueda en todo amar
y servir a su Divina Majestad”. Conocimiento interno es hacerse consciente,
persuadirse formalmente de mente y corazón.
Aspiraremos a que el
reconocimiento de lo mucho recibido les movilice en el deseo de corresponder a
Dios comprometidos en mejorar el mundo, que ponga en marcha una dinámica de
descubrir-reconocer-agradecer-comprometerse. Que, más allá de dar gracias puntualmente,
consista en vivir agradecidos.
Agradecer a Dios los
beneficios de “creación, redención y dones particulares”, saber maravillarse
con la realidad de tanto bien recibido y no solo agradecer lo excepcional. Que el
agradecimiento no surja solo en la comparación con quienes están peor ni solo
valores lo que refuerza su yo. Que aprendan a gustar el “misterio de gratuidad de Dios para conmigo y preguntarse qué quiere
Dios de mí”.
Fuente:
Taco del Calendario del Corazón de Jesús 2022
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