DOMINGO 18º del T.O.A., para el 2 de Agosto. 2020.
Isaías, 55, 1-3.-Salmo 144.-Rom. 8,35.37-39.- Mt 14, 13-21
Comentario
Estamos en tiempo
de vacaciones. La liturgia se adapta a nuestra situación. Es
importante descansar y saber descansar. No se trata de hacer
muchas cosas en la vida. Pero también en el descanso tenemos que saber
encontrarnos con nuestro Dios y Señor, sencillamente porque somos suyos
y también con la familia a la cual nos debemos. A la vez que
además es un trabajo estando más pendientes del Señor.
Cuando mejor se
descansa es cuando estamos reunidos, relajados y conversando con alguien a
quien queremos y apreciamos y mejor en torno a una mesa participando a modo de
invitados: hablando y participando, entrecruzando conversaciones y propuestas,
bromas, aspiraciones, proyectos en común, etc.
ANTECEDENTES DE ESTE
HISTÓRICO ENCUENTRO:
En este caso Jesús, al
enterarse de la muerte de Juan el Bautista, un pariente suyo con quien
habría jugado de niño, hijo de Isabel y de Zacarías, que le abrió el camino con
la predicación y el bautismo de penitencia; y que le presentó sus primeros
discípulos. Con estos sentimientos Jesús se sube a una barca para
estar a solas con su Padre Dios, en un lugar desierto y al desembarcar
-sorpresa- vio Jesús una multitud, se compadeció de ella,
curó enfermos, se hizo tarde y entran en juego los
discípulos que le piden que los despida, para que se vayan
y compren comida.
EL ENCUENTRO DE JESÚS
CON LA GENTE Y LOS DISCÍPULOS:
De nuevo entra Jesús
en escena y con gran sentido humano y sobrenatural les va a mostrar el
valor de la compasión haciéndoles partícipes por su llamada a la
colaboración con él: Dadles vosotros de comer...Para
eso os he llamado y estáis conmigo. Un trabajo fatigoso les encarga. Se van a
cansar un poco en la distribución. Eran unos cinco mil
hombres, sin contar las mujeres y los niños. Se convirtió aquello en el
primer “picnic” de la historia, tal vez. No se les olvidará en su
vida.
Sólo tenemos cinco
panes y dos peces..., objetan los discípulos como excusa..- Traedlos
aquí y ponen en sus manos todas sus posibilidades:
PAN Y PALABRA:
La Liturgia nos lleva
de la mano a un resumen fundamental de la enseñanza básica de Cristo en
toda su vida y en un ambiente de descanso en aquel campo:
Las siete
virtudes (teologales y morales), las siete obras de misericordia, los siete
sacramentos, las siete preguntas del Padrenuestro, las siete
ofensas del hermano para perdonar. Ponedlas en juego. No las tengáis escritas
sólo en el catecismo, en la agenda o en el móvil.
Me interesa sobre
todo dar de comer a las mujeres y a los niños, de quienes parece que
os habíais olvidado en vuestra relación.
Recoged lo que sobra: doce
cestas llenas. Una para cada uno de mis doce apóstoles. Así os quedará grabada
la lección ante vuestros ojos durante toda la vida, la fatiga de
vuestras manos que os pedí hoy en el trabajo con vuestros brazos cansados; la gratitud
del Señor, siempre en la memoria, los brazos cansados, la sobreabundancia
de mi alimento- Pan y Palabra- de vida eterna
y que no acabará nunca.
El pan es alimento necesario
para la vida y del que el hombre no puede prescindir; fue instituido como criterio
de salvación, en referencia a la Eucaristía. Es expresión del
trabajo, por el esfuerzo, sudor, para transformar el mundo al servicio de
la vida, aunque por desgracia quede pendiente de recuperación mucho trabajo
opresor, por egoísmos y ambiciones torcidas. Es materia de la
Eucaristía y portador de vida divina y que compartimos con los demás. Así
rezamos en el Padre Nuestro pidiendo: “El pan nuestro de cada día” que
debemos compartir. Isaías nos formula una pregunta. ¿Por qué
gastáis dinero en lo que no alimenta?. ( 1ª lect.). Este pan que viene de
Cristo, distribuido por los Apóstoles siempre da vida y vida eterna. Es la Eucaristía.
Simón David Castro Uzal sdavidcuzal@gmail.com Para
el 2 de agosto de 2020
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