Grandes poderes, grandes responsabilidades. Es bueno que utilicemos nuestra libertad para el bien. NO olvidemos que esta libertad es un don de Dios, si no nos renovamos cada día acabaremos en la dinámica del pecado. Al principio -hasta da placer- pero nada de este mundo nos puede llenar o hacer felices del todo. Así siempre vamos buscando más para saciarnos; hasta que el pecado se apodera de nosotros mismos. Llegados a este punto, adiós a la libertad.
Sólo un buen Amigo (desde fuera), nos puede liberar.
¿Te dije que estábamos preparándonos para recibir al Amigo?
¿Y que entre tanto celebramos una fiesta para su Madre?
¿Y que entre tanto celebramos una fiesta para su Madre?
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