Cuando cada semana -a pesar de los contratiempos- veo que hay un
grupito de jóvenes que viene a la Catequesis Parroquial de Confirmación, pienso
que son como esta niña de la derecha de la foto. Algunos tienen que ser
valientes. Y los hay que lo son mucho.
Dani -16 años- me cuenta que es el único de su clase que viene,
pero que le da igual que no va a dejar de venir simplemente porque los demás no
vengan y que además sabe que todo esto vale para mucho aunque a veces no lo
veamos en el momento. Me cuenta que los catequistas son buena gente, que
algunos ya estaban cuando se preparó para la Primera Comunión. Hasta Javi le
parece buen tipo. Guarda en el bolsillo su móvil. Le animo a tomárselo con ese
buen espíritu que me muestra con sus palabras. Me pregunta si creo en el
horóscopo y yo le comento que a veces lo leo para reírme, que hace pocos días
me decía que me iba a tocar la lotería o que ganaría en algún juego de azar
pero es que...¡ni juego!
Continuamos hablando un rato. La conversación con él hizo que al
día siguiente cuando D. Pablo me pregunta si vienen muchos jóvenes a las
actividades de la Parroquia yo conteste la verdad: No vienen muchos pero
¡vienen los mejores!