sábado, 17 de noviembre de 2012

Año de la Fe


Benedicto XVI
 

La fe no es fruto del esfuerzo humano, de su razón, sino que es un don de Dios: “¡Dichosos tú, Simón, hijo de Jonás!”, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Tiene su origen en la iniciativa de Dios, que nos desvela su intimidad y nos invita a participar de su misma vida divina. (Homilia, 21.VIII. 11).

Y en otro sitio explica algo también interesante:
La fe no es, pues, una mera herencia cultural, sino una acción continua de la gracia de Dios que llama y de la libertad humana que puede o no adherirse a esa llamada (Homilia, 9.VII.06).
La fe requiere que el hombre se abra a la gracia del Señor, que reconozca que todo es don, todo es gracia. Que tesoro se esconde en una pequeña palabra: “¡Gracias!” (Angelus, 14.X.07)