miércoles, 29 de febrero de 2012

Via Crucis: 3ª estación


Tercera Estación

Negación de Pedro

«¿Con que darás tu vida por mí? En verdad en verdad te digo: no can­tará el gallo antes que me hayas ne­gado tres veces» (Jn13, 37).
«Y sa­liendo afuera, lloró amar­ga­mente» (Lc 22, 62).
Un cris­tiano tiene que ser un va­liente. Y ser va­liente no es no tener miedos, sino saber vencerlos.
El cris­tiano va­liente no se es­conde por ver­güenza de ma­ni­festar en pú­blico su fe. Jesús avisó a Pedro: «Satanás os ha re­cla­mado para cri­baros como trigo. Pero yo he pe­dido por ti» (Lc 22, 31). «Te digo, Pedro, que no can­tará hoy el gallo antes de que tres veces hayas ne­gado co­no­cerme» (Lc 22, 34). Y el apóstol, por temor a unos criados, lo negó di­ciendo: «No lo co­nozco» (Lc 22, 57). Al pasar Jesús por uno de los pa­tios, lo mira…, él se es­tre­mece re­cor­dando sus pa­la­bras…, y llora con amar­gura su trai­ción. La mi­rada de Dios cambia el co­razón. Pero hay que de­jarse mirar.
Con la mi­rada de Pedro, el Señor ha puesto sus ojos en los cris­tianos que se aver­güenzan de su fe, que tienen res­petos hu­manos, que les falta va­lentía para de­fender la vida desde su inicio, hasta su tér­mino na­tural, o quieren quedar bien con cri­te­rios no evan­gé­licos. El Señor los mira para que, como Pedro, hagan acopio de valor y sean tes­tigos con­ven­cidos de lo que creen.

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