miércoles, 29 de febrero de 2012

Via Crucis: 1ª estación


Dejo aquí, el texto que el Papa rezó con los jóvenes en Madrid en el último mes de agosto durante la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud). Los enunciados de las estaciones no coinciden literalmente con los del tradicional Via Crucis; pero están muy bien. Las imágenes son fotografías de unos azulejos en los cuales se inspiran las catorce escenas de este camino a la cruz que tenemos en la Capilla de la Merced de Lapido (Ortoño). El texto fue compuesto por las Hermanas de la Cruz, orden fundada por Santa Ángela de la Cruz en Sevilla en 1875.

Primera Estación

Última Cena de Jesús con sus discípulos

Y to­mando pan, des­pués de pro­nun­ciar la ac­ción de gra­cias, lo partió y se lo dio, di­ciendo: «Esto es mi cuerpo, que se en­trega por vo­so­tros; haced esto en me­moria mía». Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz, di­ciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es de­rra­mada por vo­so­tros» (Lc 22, 19–20).
Jesús, antes de tomar entre sus manos el pan, acoge con amor a todos los que están sen­tados en su mesa. Sin ex­cluir a nin­guno: ni al traidor, ni al que lo va a negar, ni a los que huirán. Los ha ele­gido como nuevo pueblo de Dios. La Iglesia, lla­mada a ser una.
Jesús muere para re­unir a los hijos de Dios dis­persos (Jn 11, 52). «No sólo por ellos ruego, sino tam­bién por los que crean en mí por la pa­labra de ellos, para que todos sean uno» (Jn 17, 20–21). El amor for­ta­lece la unidad. Y les dice: «Que os améis unos a otros» (Jn 13, 34). El amor fiel es hu­milde: «También vo­so­tros de­béis la­varos los pies unos a otros» (Jn 13, 14).
Unidos a la ora­ción de Cristo, oremos para que, en la tierra del Señor, la Iglesia viva unida y en paz, cese toda per­se­cu­ción y dis­cri­mi­na­ción por causa de la fe, y todos los que creen en un único Dios vivan, en jus­ticia, la fra­ter­nidad, hasta que Dios nos con­ceda sen­tarnos en torno a su única mesa.

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