domingo, 31 de enero de 2016

La Presentación del Señor

FIESTA DE LA CANDELARIA


Esta fiesta tiene su origen en la costumbre judía de la purificación de las madres y la presentación de los niños en el templo. En tiempos de Jesús, la Ley judía obligaba a que las mujeres se presentasen a los cuarenta días de haber dado a luz en el templo, para purificarse. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre permanecía en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.

Una vez cumplidos los días, acudía junto con su esposo al templo llevando una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Los primogénitos eran consagrados al Señor en recuerdo de los primogénitos de Egipto que Dios había salvado.

La Biblia nos recuerda que José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén para cumplir con el precepto, llevando dos palomas blancas como ofrenda. Una vez en el templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo, diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles.

Precisamente, recordando las palabras de Simeón, en la fiesta de la Candelaria, llevamos unas candelas a la parroquia para que las bendigan, como símbolo de Jesús, luz de todos los hombres.
  

Fuente: Catholic.net 


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