LAS BIENAVENTURANZAS
DEL BUEN
HUMOR
Bienaventurados los que se ríen de
sí mismos, porque su alegría no tendrá fin.
Bienaventurados los que no confunden
un grano de arena con una montaña, porque se ahorrarán preocupaciones y
enfados.
Bienaventurados los que son capaces
de parar y descansar, porque llegarán a sabios.
Bienaventurados los que saben
escuchar, porque aprenderán muchas cosas nuevas
Bienaventurados los que no se toman
muy en serio a sí mismos, porque serán más estimados por los demás.
Bienaventurados los que sonríen y no ponen
mala cara, porque abrirán muchas puertas.
Bienaventurados los que toman en serio las
cosas pequeñas y afrontan con humor las cosas grandes, porque llegarán muy
lejos.
Bienaventurados los que piensan antes de
actuar y rezan antes de pensar, porque se evitarán muchas tonterías.
Bienaventurados los que callan y ríen
aunque les contradigan y marginen, porque el Evangelio ha prendido en ellos.
Bienaventurados los que reconocen y aman al
Señor en todas las cosas, porque irradiarán luz, bondad y alegría.
Fuente: El Taco
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