jueves, 4 de febrero de 2016

Sub tuum praesidium

 
La oración “Sub tuum praesidium” es la plegaria a la Virgen María más antigua que se conoce; se remonta al siglo III-IV, ¡y se sigue rezando desde entonces!

La versión castellana es muy conocida:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!
Y esta es la versión latina, que perdura desde hace siglos:

Sub tuum praesidium
confugimus,
Sancta Dei Genitrix.
Nostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus nostris,
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta.
Y, por si algún “friki” está leyendo esto y tiene curiosidad, ésta es la versión en griego clásico que, precisamente, es la que se encontró en un papiro antiquísimo en Egipto que acredita su antigüedad:
π τν σν εσπλαγχνίαν,
καταφεύγομεν, Θεοτόκε.
Τς μν κεσίας,
μ παρίδς ν περιστάσει,
λλ κ κινδύνων λύτρωσαι μς,
μόνη γνή, μόνη ελογημένη.
Resulta impresionante rezar esta oración, en el idioma que sea, sabiendo que los cristianos la rezaban ya, por lo menos, en el siglo III, fecha en la que Edgar Lobel dató el papiro en el que se encontraba. Aunque nosotros no la hemos recibido de los arqueólogos, sino de la Tradición de la Iglesia, es agradable que la arqueología nos muestre una vez más que la Tradición no es algo inventado, sino que verdaderamente nos transmite la herencia que los primeros cristianos recibieron de Cristo y de los Apóstoles.
Quienes rezamos esta oración con sencillez, sabiendo que ya la rezaban los primeros cristianos, no sólo nos sentimos más cerca de ellos sino, también, más cerca de Cristo y de María. La suerte que tenemos de tener este legado es que nos permite seguir rezando, junto con los cristianos de todos los tiempos, a la Sancta Dei Genitrix, la Theotokos, la Madre de Dios, con sus mismas oraciones! Pues continuemos, ¡que funciona!

                                                                                                                                Fuente: Infocatólica

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