Este 11 de noviembre se celebra el aniversario de la beata Victoria Díez
Por Nieves San Martín
El 11 de noviembre además de la fiesta de San Martín, en numerosos
centros sociales y educativos que llevan el nombre de la beata María
Victoria Díez y Bustos de Molina, celebran su fiesta titular. Es un momento
para recordar a una mujer, maestra como muchas otras de los años treinta en
España.
Josefa (primera directora de la Institución Teresiana) y Victoria se
cartearon con frecuencia .
¿Y qué nos deja hoy, en el siglo XXI, esta mujer pequeñita, no muy
agraciada, según decía ella, con poca salud, una envoltura de seda de un
espíritu trabajador, artista, simpático? Pues mucho. Victoria es plenamente
actual porque sólo hizo lo que tenía que hacer, llevado al límite de la
entrega. En todo. En la oración, en la colaboración con la Iglesia, en la
dedicación a sus alumnas, en la atención a los olvidados del pueblo, en la
amistad con todos, fueran de la ideología que fueran, en la alegría contagiosa,
en la sana diversión, en una religiosidad muy andaluza, muy sensorial, muy
humana, muy encarnada.
Victoria sabía lo que iba a pasar y no escurrió el bulto. No salió
corriendo. Ni siquiera ocultó su asiduidad y colaboración en la vida de la
parroquia, ni su amistad con el párroco y con sus hermanas. No frenó sus
actividades con la Acción Católica, creada con el sacerdote Antonio Molina, ni
con los catequistas. No dejó de hacer el bien a las mujeres del pueblo sin
trabajo, enseñándoles oficios, llevando al pueblo a representantes de una
conocida marca de máquinas de coser para que dieran un curso que podría servir
luego para emplear a aquellas mujeres. No dejó de dar clases de alfabetización
dominicales a adultos de Hornachuelos. Era el alma del pueblo y así lo
reconocieron todos, años después, cuando se calmaron los tambores de guerra y
la calma volvió a aquél pueblo doblemente masacrado, primero por unos y luego
por otros.
Entonces, firmeza, fidelidad a los principios, paciencia con los que van
más despacio y con los enemigos, empeño hasta la muerte en seguir un ideal,
alegría como sal que sazona y palabra como luz que ilumina alrededor, sin
esconder la lámpara bajo la medida de trigo, esa es la lección eterna de
Victoria.
Felicidades a todos cuantos la celebran, en Sevilla donde nació, en
Cheles y Hornachuelos donde dio lecciones de vida, en Córdoba donde se conserva
en una cripta su reliquia, y lleva su nombre el centro de formación de
catequistas y teólogos, y en tantos otros lugares que, llevando su nombre o no,
la han elegido como inspiradora de sus afanes.
En días próximos, se publicará en versión online la vida de Victoria
Díez, que nació el 11 de noviembre de 1903 y fue ejecutada por un piquete
popular anarcolibertario, el 12 de agosto de 1936, en la Mina del Rincón, tras
un heroico trayecto, mil veces relatado y cantado, junto a diecisiete
compañeros, la única mujer.
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