sábado, 13 de abril de 2024

ORAR CON EL ROSARIO


Nuestra Señora del Rosario Coronada, patrona de Cádiz
Fuente: OndaPasion.com


SUGERENCIAS DE SAN JUAN PABLO II PARA ORAR CON EL ROSARIO

Juan Pablo II, en su Carta Apostólica “El Rosario de la virgen María”, nos invita a fijar nuestra atención en estos puntos:

Ø INICIO

Conviene, después de hacer la señal de la Cruz, iniciar el rezo del Rosario con alguna oración, jaculatoria o salmo que “disponga el ánimo para la contemplación”. Sugeriremos a modo de ejemplo algunas oraciones extraídas de la liturgia que nos pueden ayudar a entrar en la temática de los distintos misterios de cada día. Nos sirven para rescatar así esos pasajes que, quizás a veces, nos pasan desapercibidos, y que contienen una gran riqueza.

Ø ENUNCIAR LOS MISTERIOS QUE VAMOS A CONTEMPLAR

“Es como abrir un escenario en el cual concentrar la atención. Las palabras conducen la imaginación y el espíritu a aquel determinado episodio de la vida de Cristo”.

Ø EVANGELIO

Leer el pasaje del Evangelio correspondiente al misterio enunciado.

“La palabra de Dios debe ser escuchada con la certeza de que es pronunciada por Dios para hoy y para mí”.

Ø UN MOMENTO DE SILENCIO

Hacer un momento de silencio después de escuchar el pasaje evangélico, para realizar una pequeña reflexión.

“La escucha y la meditación alimentan el silencio. Es conveniente esperar unos momentos antes de iniciar la oración vocal para fijar la atención sobre el misterio meditado”.

Ø ENTENDER

Entender el sentido del rezo de las oraciones vocales.

En el Padrenuestro “Jesús nos lleva siempre al Padre, al cual se dirige continuamente, porque descansa en su seno. Él nos quiere introducir en la intimidad del Padre para que digamos con Él: Abba, Pater”.

Las diez Avemarías “…nos acercan a la complacencia de Dios: es júbilo, asombro, reconocimiento del milagro más grande de la historia. Es el cumplimiento de la profecía de María: desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada”.

Rezando el Gloria descubrimos que “Cristo es el camino que nos conduce al Padre en el Espíritu. Si recorremos este camino hasta el final nos encontramos continuamente ante el misterio de las tres personas divinas que se han de adorar, alabar y agradecer”.

Ø FINAL DE CADA MISTERIO

Terminar cada misterio rezando una oración, salmo o jaculatoria, que podemos variar según nos dicte el tiempo litúrgico o nuestra devoción personal. Sugeriremos algunas a modo de ejemplo.

“Parece oportuno señalar que la contemplación de los misterios puede expresar mejor toda su fecundidad, si se procura que cada misterio concluya con una oración dirigida a alcanzar los frutos específicos de la meditación del misterio llegando, de este modo, a imitar lo que contienen y a conseguir lo que prometen”.

Ø REZAR LAS LETANÍAS

Finalmente, “¿cómo asombrarnos si al final de esta oración, en la cual se ha experimentado íntimamente la maternidad de María, el espíritu siente necesidad de dedicar una alabanza a la Santísima Virgen, bien con la espléndida oración de la Salve, bien con las letanías lauretanas?

Ø ENCOMENDAR

Encomendar en el Rosario las intenciones del Papa, de la Iglesia Universal y local, la paz del mundo, la unión de las familias, y tantas otras intenciones que podemos poner en manos de María

En el Rosario contemplamos escenas, gestos de Jesús, imágenes de su vida. Eso nos llena de afectos y buenos deseos. Es hora de ordenarlos y guardarlos en nuestro corazón, como hacía la Virgen. Ponderarlos y convertirlos en propósitos concretos, pidiendo ayuda al Señor para ponerlos por obra.

Y si alguna palabra o frase del Evangelio nos toca el corazón, podemos “llevarla” a casa y nos ayudará a tener presencia de Dios durante el resto del día.

Fuente: Orar con el Rosario. Cristina González Alba. Bilbao, 2005

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