martes, 26 de abril de 2016

Oración del corazón


Mi amigo D. Javier Mira escribe desde hace unos días a diario una reflexión de su propia oración personal. Me atrevo a copiarla y compartirla en el blog. A él le encantará la idea.

 


ORACIÓN DEL CORAZÓN 26/04/16
Martes de la 5ª Semana de Pascua. San Isidoro

Nos dice hoy San Mateo:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero sí la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

Qué sencillo resulta meditar en esta Palabra de Dios de hoy. Es lo que intento cada mañana, darte una Palabra que te ayude durante el día. La Palabra de Dios está viva, y nos habla cada día. Nos habla a los hombres y mujeres del siglo XXI, como lo hizo con nuestros antepasados, y con los que le escuchaban en Galilea, y como a ellos esa Palabra de Dios debe meterse en tu corazón y "herir", para que te ayude a conocerle y quererle más, y así le puedas dar más gloria a Dios.

Me gusta oír esas palabras de Jesús: yo soy la luz del mundo, la sal de la tierra. Es una responsabilidad que a todos los cristianos nos llena de orgullo. También nos una idea de lo que él Señor espera de nosotros.

Con la luz iluminamos las tinieblas, sin la luz la oscuridad supondría muerte y frío. El pecado es la oscuridad, y la gracia de Dios que tienes en tu corazón es la LUZ que tiene que iluminar. No dejes que esa Luz se apague por el pecado. Acércate al sacramento de la Confesión cuando lo necesites. Fue una alegría ver al Papa confesando el domingo en la plaza de San Pedro en el jubileo de los jóvenes.
El domingo bautice a una niña preciosa, y en la ceremonia -que es una maravilla de armonía litúrgica- hay un momento, después del momento del bautizo, en el que el padrino o el padre enciende la vela en el cirio Pascual para simbolizar la Luz que ilumina ya el alma de esa criatura, vestida de blanco por la pureza de su alma.
Tú y yo tenemos que ser Luz. No dejes de intentarlo, dando alegrías a tu alrededor, porque sea lo que tengas en el alma.

Con la sal sazonamos loas alimentos (te aseguro que su efecto es importantísimo, sino díselo a quienes hagan dieta sin sal..., es un "horror"). Sin ella la cocina es insípida. Pero trasladado a la vida de la Gracia, ser sal supone preservar del mal y de la corrupción, y eso lo hace el Señor mediante la gracia y el perdón. Ser sal es llevar a los demás la alegría de vivir con Dios, el optimismo de la Fe, y el gozo del Cielo en la tierra. Con la sal de tu vida harás que los demás estén a gusto, se sientan bien, y darás Paz, La Paz que el mundo no te da, ni las cosas del mundo, solo DIOS.
No te separes de Dios, reza cada día un poco, como quieras, a tu manera, pero no lo dejes por nada del mundo. Esto te dará paz y tú la darás a los demás (cuanta falta hace esto!).
También rezar cada día, y sobre todo tu ORACIÓN DEL CORAZÓN, te ayudará a ser Luz porque la llevas en tu corazón, y serás Sal allí donde estés porque el Señor se servirá de tu alegría, para darla a los demás.

 

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