lunes, 7 de abril de 2014

Evangelio en imágenes

Giotto di Bondone, La resurrección de Lázaro


Este domingo (ayer) me ha costado mucho acertar a decir algo bien en las homilías de las misas.  Es difícil siempre, pero más en el día en que Jesús lloró.
Os dejo aquí un comentario del Papa Francisco en el que habla del relato que hemos leído: "He aquí, entonces, la inquietud del amor: buscar siempre, sin descanso, el bien del otro, de la persona amada, con esa intensidad que lleva incluso a las lágrimas. Me vienen a la mente: Jesús que llora ante el sepulcro del amigo Lázaro; Pedro que, tras haber negado a Jesús, encuentra la mirada rica de misericordia y de amor y llora amargamente; el padre que espera en la terraza el regreso del hijo y cuando aún está lejos corre a su encuentro; me viene a la mente la Virgen María que con amor sigue a su Hijo Jesús hasta la Cruz.

 
¿Cómo estamos con la inquietud del amor? ¿Creemos en el amor a Dios y a los demás? ¿O somos nominalistas en esto? No de modo abstracto, no sólo las palabras, sino el hermano concreto que encontramos, ¡el hermano que tenemos al lado! ¿Nos dejamos inquietar por sus necesidades o nos quedamos encerrados en nosotros mismos, en nuestras comunidades, que muchas veces es para nosotros "comunidad-comodidad"?
A veces se puede vivir en una vecindad sin conocer a quien tenemos al lado; o bien se puede estar en comunidad sin conocer verdaderamente al propio hermano. La inquietud del amor impulsa siempre a salir al encuentro del otro, sin esperar que sea el otro quien manifieste su necesidad. La inquietud del amor nos regala el don de la fecundidad pastoral, y nosotros debemos preguntarnos, cada uno de nosotros: ¿cómo va mi fecundidad espiritual, mi fecundidad pastoral?" (S.S. Francisco, 28 de agosto de 2013).


 
 
 

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