LAS DOS MARÍAS FRENTE A LA TUMBA DE XTO.-JAMES TISSOT.-S. XIX - XX |
PARTE TERCERA DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA NOCHE DE PASCUA
3. Hay un último y simple elemento que quisiera subrayar en el Evangelio de
esta luminosa Vigilia Pascual. Las mujeres se encuentran con la novedad de Dios:
Jesús ha resucitado, es el Viviente. Pero ante la tumba vacía y los dos hombres
con vestidos resplandecientes, su primera reacción es de temor: estaban «con las
caras mirando al suelo» – observa san Lucas –, no tenían ni siquiera valor para
mirar. Pero al escuchar el anuncio de la Resurrección, la reciben con fe. Y los
dos hombres con vestidos resplandecientes introducen un verbo fundamental:
Recordad. «Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea... Y recordaron sus
palabras» (Lc 24,6.8). Esto es la invitación a hacer memoria del
encuentro con Jesús, de sus palabras, sus gestos, su vida; este recordar con
amor la experiencia con el Maestro, es lo que hace que las mujeres superen todo
temor y que lleven la proclamación de la Resurrección a los Apóstoles y a todos
los otros (cf. Lc 24,9). Hacer memoria de lo que Dios ha hecho por mí,
por nosotros, hacer memoria del camino recorrido; y esto abre el corazón de par
en par a la esperanza para el futuro. Aprendamos a hacer memoria de lo que Dios
ha hecho en nuestras vidas.
En esta Noche de luz, invocando la intercesión de la Virgen María, que
guardaba todos estas cosas en su corazón (cf. Lc 2,19.51), pidamos al
Señor que nos haga partícipes de su resurrección: nos abra a su novedad que
trasforma, a las sorpresas de Dios, tan bellas; que nos haga hombres y mujeres
capaces de hacer memoria de lo que él hace en nuestra historia personal y la del
mundo; que nos haga capaces de sentirlo como el Viviente, vivo y actuando en
medio de nosotros; que nos enseñe cada día, queridos hermanos y hermanas, a no
buscar entre los muertos a Aquel que vive. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario