El cartel es una imagen de Jesús
que nos mira. La imagen está tomada de la escena de la pesca milagrosa de la
capilla de la casa de la Iglesia sede de la Conferencia Episcopal Española en
Madrid. Leemos con claridad el Lema recogido de la 2ª carta de San Pablo a
Timoteo “sé de quién me he fiado”. Palabras dichas cuando San Pablo está
padeciendo presidio y persecución.
Veamos lo que nos puede evocar estos signos:
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La mirada de Jesús
simboliza la llamada, en este caso la llamada al sacerdocio.
·
La pesca milagrosa
simboliza la misión, en este caso el ministerio sacerdotal de sacar los peces
de las aguas saladas a la vida.
·
El contexto de
prisión de San Pablo simboliza los momentos difíciles en los que ahora vivimos
sobre todo en este momento difícil vocacional, de crisis de compromiso y de fe.
·
La frase es
expresión de fe de aquel que es llamado para realizar una misión asumiendo sus
riesgos como el sacerdote.
Vamos a detenermos un instante a analizar la frase del lema en cuatro
partes: primera sé; segunda de quién; tercera me; cuarta he fiado.
1) Sé: es conocimiento, pero mirando el cartel y quien nos mira es
el conocimiento que nace de la experiencia de conocer y amar a Jesús. Es un
conocimiento que es comunión con una persona. Evidente toda vocación tiene su
origen en un encuentro con Jesús, en su mirada, en una llamada para convivir
con el Señor.
2) De quién. Otra vez debemos mirar el cartel. El misterio de Dios
se nos desvela en Jesús. En Jesús se manifiesta el amor de Dios hacia nosotros.
Hemos de redescubrir la belleza de la vida de Jesús. Efectivamente la vocación
es una llamada al amor y para eso hemos de redescubrir la hermosura del
celibato por el reino de los cielos. Aprender a amar con el corazón sacerdotal
de Jesucristo en una visión universal donde caben todos por ello no se vincula
con nadie pero que tampoco excluye a nadie. El misterio de Dios en el cual
confiamos es algo que no controlamos sino que nos entregamos a él de tal manera
que podamos decir por la entrega “sé de quién me he fiado”.
3) Me. Fiarse es un verbo reflexivo. Una cosa es confiar algo a
alguien y otra confiar a sí mismo. El sacerdote fía su persona consagrada y su
ministerio sacerdotal al Señor. San Pablo era un hombre abierto a la gratuidad
ya que era muy consciente de que su conversión fue una gracia. Esto nos anima,
sabiendo que Dios sigue llamando al corazón de niños y jóvenes.
4) He fiado. La fe es respuesta a Dios. La vida del cristiano que
vive de la fe es un fiarse que va transformándolo a la persona de Jesús. La
caridad pastoral del sacerdote, su entrega, es el testimonio por el cual certifica
“sé de quién me he fiado”. Y así testimonia que los jóvenes que puedan sentir
la llamada a la vida sacerdotal pueden estar seguros, pensemos que San Pablo
dice esta frase en el contexto de la cárcel y por tanto de persecución, pero
aún con todo sabe de quién se ha fiado.
1 comentario:
Hola. Gracias por los ánimos. Siga así.
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