Todos deseamos la paz;
muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y
soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla. En el 2017,
comprometámonos con nuestra oración y acción a ser personas que aparten de su
corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir
comunidades no violentas, que cuiden de la casa común. Nada es imposible si nos
dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz.
Francisco
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