lunes, 25 de noviembre de 2013

Juan José Lojo Buján



Hace un año que Juan J. se nos marchó al Cielo. Los hombres de buen corazón tienen allí su casa. En aquella ocasión, con el corazón escribí algo que podéis leer pinchando AQUÍ.
 
A las 19 horas de hoy nos juntaremos para rezar por él en la Capilla de la Peregrina de Bertamiráns. Dios no olvida.

―¿Para qué hacemos recordatorios?
―¡Para que no nos olvidemos!
¿Sólo para no olvidar?
        Hoy le pediré al Señor que a Juan le conserve su mirada amable, sonriente, de hombre justo y a veces; cómplice, simpático, tenaz, emprendedor y con talento (o talentos que puso en marcha desde hace tiempo atrás)…, no sé. Yo me reía mucho con él.  Se despidió de mí en la sacristía de Ortoño, anunciándome su viaje y sus días de vacaciones con Cuca en casa de familiares. Me dio la mano como la primera vez que le ví.
        Volvemos a reunirnos para celebrar la Eucaristía en el aniversario de su muerte en la capilla de la Peregrina. No es verdad que el paso del tiempo acabe con todo. Hace un año la iglesia estaba abarrotada. No sé bien de qué voy a hablar cuando tenga que predicar dentro de un rato.
Tal vez lea un poema y nos sentemos unos instantes para pedir y dar gracias a Dios. O hablaré de la Virgen. A Ella le gustará. En todo caso como entonces –hace un año-, os pido oraciones por Juan José que nos ayudó a crecer en las cosas de Dios.

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