jueves, 30 de diciembre de 2010

Poner el Belén con otro villancico


"Ésta es, seguro, una de las escenas más conmovedoras de la Sagrada Escritura. No en vano la ama la cristiandad. Podemos comprobarlo en el arte cristiano primitivo. Esa escena llega al corazón (se refiere al anuncio a los pastores por parte de los ángeles del nacimiento de Cristo), pero el mensaje trasciende con creces lo meramente sentimental y amable.

Una vez más, los primeros convocados al pesebre son los humildes. Herodes no se entera. Tampoco los sabios al principio. La noticia llega a los pastores, que esperan, qeu saben que necesitan la proximidad salvadora de Dios. En ellos existe la disposición y la franqueza para ir allí. Esas personas encarnan, junto a María y José, Simeón y Ana, Isabel y Zacarías, a los pobres de Israel -y con ellos al pueblo de Dios en general-. Y en los salmos la expresión los clementos o los pobres se había convertido en una clave para designar a la mitad creyente de Israel. Y así como Jesús alaba a los niños, nosotros debemos preservar esa sencillez del corazón capaz de ver y oír a los ángeles.

El segundo grupo que llega a Belén, según el Evangelio de san Mateo, son los sabios de Oriente. Es significativo. Los humildes les preceden, pero los sabios no están excluidos. Ellos poseen una sabiduría auténtica, verdadera, que abre a las personas a Cristo. Y otra cosa importante: los sabios que llegan al lugar de nacimiento de Cristo son paganos. Es, en cierto modo, la Iglesia de los gentiles la que aquí se pone en marcha simbólicamente".

J. Ratzinger; Dios y el mundo, pp. 201-202.

El tenor del Villancico es Juan Diego Flórez.

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