“A los ocho días, cuando le
circuncidaron, le pusieron el nombre de Jesús, el indicado por el ángel antes
de ser concebido en el seno materno” (Lc 2,21).
Glorioso San José, cumplidor obediente de la Ley de Dios. La
sangre preciosa derramada por Jesús en la circuncisión le traspasó el corazón;
pero el nombre de JESÚS que se le impuso, te llenó de consuelo.
Por este dolor y gozo, te rogamos nos alcances la gracia de
vivir luchando contra la esclavitud de los vicios, para tener la dicha de morir
con el nombre de Jesús en los labios y en el corazón.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
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