Los
siete domingos de San José son una sólida devoción de
ayer y de hoy, que nos permiten ir descubriendo la belleza de San José, a lo
largo de los siete domingos que preceden y nos preparan para su gran fiesta el
19 de marzo.
A San José, como a los
tesoros hay que descubrirlo, porque fue la suya una vida oculta y sigue estando
oculta para muchos.
PRIMER
DOMINGO DE SAN JOSÉ
Primer dolor y gozo
“José, como era justo y no quería difamar a su esposa, pensó
repudiarla en secreto. Estando él considerando estas cosas, un ángel del Señor
se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a
María, tu esposa, pues lo que hay en ella ha sido concebido es obra del
Espíritu Santo” (Mateo 1, 18-21)
Glorioso San José, esposo de María. Las angustias de tu alma,
ante la duda de abandonar a tu purísima Esposa, se tornaron en inmensa alegría
al conocer por el ángel el misterio de la Encarnación.
Por este dolor y gozo, te rogamos nos consueles en las
angustias de la última hora de nuestra vida y nos concedas una muerte santa.
(Récese ahora el Padrenuestro, Avemaría y Gloria).
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