lunes, 26 de enero de 2015

¿Cómo confesarse bien?


El sacramento de la penitencia, también llamado de la CONFESIÓN, es el sacramento instituido por Cristo, que perdona los pecados cometidos después del bautismo y obtiene la reconciliación con la Iglesia, al pedir perdón ante un sacerdote y recibir la absolución sacramental.

El pecado puede ser mortal o venial.

 

EL PECADO MORTAL

 

Destruye el principio vital de la caridad en el corazón del hombre, por una infracción grave de la ley Divina. Aparta al hombre de Dios.

Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones:

 

1. Violar uno de los mandamientos en materia grave.

2. Plena advertencia.

3. Perfecto consentimiento.

 

El pecado mortal, si no es borrado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Dios y la muerte eterna del infierno.

 

EL PECADO VENIAL

 

Deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere. El pecado venial impide el progreso del alma. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento, nos dispone rápidamente o poco a poco a cometer pecado mortal.

El pecado venial no rompe la alianza con Dios; no priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni por lo tanto, del cielo.

 

 

Luego de que el penitente ha confesado sus pecados el sacerdote le da la absolución que borra los pecados.

 



 

PARA UNA BUENA CONFESIÓN

 

A. Examen de conciencia.

B. Dolor de los pecados.

C. Decir los pecados al confesor.

 

Esta confesión de pecados debe ser:

 

Sincera

Completa

Humilde

Prudente

Breve

 

D. Cumplir la penitencia.

E. Propósito de la enmienda.

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