Queridos
hermanos y hermanas:
Inicia hoy, el miércoles
de Ceniza, el itinerario cuaresmal que nos conduce a la celebración de la
Pascua, centro de nuestra salvación. La Cuaresma es un tiempo “fuerte”, un
tiempo de conversión, para vivir más auténticamente el bautismo.
En este tiempo
somos invitados a tomar mayor conciencia de las maravillas que el Señor realiza
por nuestra salvación. Vivir plenamente el bautismo nos ayudará a no
acostumbrarnos a las difíciles situaciones de miseria, violencia, pobreza o
indiferencia de Dios. Son comportamientos no cristianos y son comportamientos
cómodos, que narcotizan el corazón.
La cuaresma es un
tiempo para recobrar la capacidad de reaccionar ante la realidad del mal; para
la renovación personal y comunitaria que nos acerca a Dios; para adherirnos
confiadamente a su Evangelio, para mirar con ojos nuevos a los hermanos y a los
necesitados; es un tiempo propicio para convertirnos al amor del prójimo; un
amor que genera una actitud de gratitud y de misericordia con el Señor, que “se
hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”.
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