jueves, 6 de junio de 2013

Cantemos al Amor de los amores

Cada tarde al llegar a la Capilla de la Peregrina choca en mis ojos el frontal del altar en el que usted puso eso de: “Te adoro con devoción, Dios escondido”.



Esta frase no es mía, me la ha escrito en una larga e ilusionante carta –pongamos que se llama así- mi amigo Francisco. Ya le he explicado en alguna ocasión a él y a otros que esta frase es el comienzo de un himno dedicado a la Eucaristía compuesto en el siglo XIII llamado “Adoro Te Devote”.



Empieza este himno diciendo: Adoro te devote, latens Deitas…, que podríamos traducir por: “TE ADORO CON DEVOCIÓN, DIOS ESCONDIDO”…Dios escondido, te adoro!



Os dejo aquí este vídeo con esa conocidísima canción dedicada también al Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Las cosas que valen la pena suelen hablar de Amor y de amores.



Te adoro con devoción, Dios escondido…cuando una persona adulta se esconde es porque no quiere ser descubierta. Cuando un niño se esconde es porque quiere que alguien lo encuentre: juega al escondite y llama a los que le buscan, porque no soporta estar solo mucho tiempo.



Dice otro buen amigo, D. Enrique que “Dios en la Eucaristía juega al escondite con nosotros. Desde el Sagrario nos grita: a que no me encuentras. Estoy aquí: escondido en el Sagrario, escondido en el copón, escondido en las especies eucarísticas, escondido dentro de ti cuando me recibas dentro de media hora.”



Dios escondido, latens Deitas…habitualmente decimos “latente” para referirnos a aquello que se esconde pero que en cualquier momento se hace presente. Dios “latente” en la Eucaristía no se oculta por completo. Podemos sentirlo y gustarlo en la comunión. Os pido a los lectores de este blog que recéis conmigo dando gracias a Dios por todos los niños que estos días le han recibido por Primera Vez o lo harán en días próximos en esta parroquia. No dejéis de pedirle por los enfermos, ellos se parecen mucho a Él.




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