lunes, 21 de mayo de 2012

La Televisión

Según las estadísticas; los españoles pasamos una media de 3 horas 59 minutos al día ante la televisión en lo que va de año.

Los especialistas coinciden en afirmar que la televisión es un medio estupendo de información y comunicación social, de transmisión de cultura y también un modo de ocupar nuestro tiempo libre.


Pero puede ocurrir que termine convirtiéndose en un invitado permanente de nuestro hogar.

Y cuando esto sucede nos transformamos en teleadictos, en personas dependientes de esa pequeña pantalla. Nos hacemos así perezosos para pensar por nosotros mismos, viviendo más del pensamiento de otros que de las experiencias propias, empobreciéndonos intelectualmente. Además, puede hacer que perdamos el deseo de salir de casa, de buscar otras actividades para el descanso, o lo que es peor, de atender a los que viven con nosotros.


Por eso, para usar de la televisión debidamente es necesario: programar su uso seleccionando, -al menos en el caso de niños y jóvenes-, con la ayuda de alguna persona mayor, los espacios que deseamos ver.



 
Suele ser una experiencia satisfactoria ver alguna peli de vídeo en familia; y al terminar de ver la televisión, comentar en familia los aspectos más interesantes, las cosas que no entendimos, etc. Así, los padres le sacarán provecho a la relación que establecen con sus hijos y les ayudarán a desarrollar un sano espíritu crítico.


El momento de ver la televisión es una ocasión estupenda para ser cortés y ceder el asiento más cómodo al abuelo o abuela o aquel sitio que ofrece una mejor visión de la pantalla, o para levantarse el primero a abrir la puerta o coger el teléfono cuando llaman.


También, pensando en los demás, puede ayudarnos a no tratar de imponer nuestros gustos; -alguna vez habrá que ver lo que le gusta a los otros, sin marcharme a otra habitación, ponerme los cascos o conectarme al whatsapp y quedarme allí haciendo vida de familia.



Ya por último; suele ser de buena educación no distraer a los otros con comentarios en voz alta; y estar pendientes del volumen para que no moleste a quienen trabajan o descansan.