sábado, 15 de septiembre de 2018

Catequesis del Papa sobre la Misa (III)


RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA EL DÍA 22 DE NOVIEMBRE DE 2017
El Papa comenzó su catequesis preguntándose: ¿Qué es la misa? La misa es el memorial del Misterio pascual de Cristo: de su muerte y resurrección.
Por esto, para comprender el valor de la misa debemos ante todo entender entonces el significado bíblico del «memorial». En la celebración litúrgica, los acontecimientos de los que se hace memoria se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nº1363). Jesucristo, con su pasión, muerte, resurrección y ascensión al cielo llevó a término la Pascua. Y la misa es el memorial de su Pascua, de su «éxodo», que cumplió por nosotros, para hacernos salir de la esclavitud e introducirnos en la tierra prometida de la vida eterna. No es solamente un recuerdo, no, es más: es hacer presente aquello que ha sucedido hace veinte siglos.


Cada celebración de la eucaristía es un rayo de ese sol sin ocaso que es Jesús resucitado. Participar en la misa, en particular el domingo, significa entrar en la victoria del Resucitado, ser iluminados por su luz, calentados por su calor. Nosotros, en la misa, estamos con Jesús, muerto y resucitado y Él nos lleva adelante, a la vida eterna. En la misa nos unimos a Él.
Cristo trasformó su muerte en un supremo acto de amor. ¡Murió por amor! Y en la eucaristía, Él quiere comunicarnos su amor pascual, victorioso. Si lo recibimos con fe, también nosotros podemos amar verdaderamente a Dios y al prójimo, podemos amar como Él ama.
Esto es la misa: entrar en esta pasión, muerte, resurrección y ascensión de Jesús; cuando vamos a misa es como si fuéramos al calvario, lo mismo. Pero pensad vosotros: en el momento de la Misa ¿nos permitiremos charlar, hacer fotografías, hacer espectáculo? ¡No! ¡Porque es Jesús! Nosotros seguramente estaremos en silencio, en el llanto y también en la alegría de ser salvados. Cuando entramos en la iglesia para celebrar la misa pensemos esto: entro en el calvario, donde Jesús da su vida por mí.
Y así desaparece el espectáculo, desaparecen las charlas, los comentarios y estas cosas que nos alejan de esto tan hermoso que es la misa, el triunfo de Jesús.
           

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