Me he encontrado con este libro (folleto más bien) sobre la Madre Teresa de Calcuta, no llega a 100 páginas y su lectura me está resultando muy interesante. Iré dejando por aquí algunas de las más reseñables. Espero que os guste.
Nombre:
Inés Bojaxhiu, hija de Nicolás y de Rosa, hermana menor de Ágata y Lázaro.
Fecha
y lugar de nacimiento: 26 de agosto de 1910. Skoplje, a caballo entre Albania y
la entonces Yugoslavia; hoy, por desgracia, ni se sabe…
Fue
bautizada al día siguiente de nacer. Su familia pertenecía a la minoría
albanesa que vivía en el sur de la antigua Yugoslavia. Nunca vivió en Albania;
fue educada en una escuela estatal de la actual Croacia, durante los años
tristes de la Primera Guerra Mundial. Tenía una voz muy bonita y enseguida se
convirtió en la chiquita que cantaba como solista en el coro de la iglesia de
su pueblo. Y hasta dirigía el coro, allá por los años 20.
El
27 setiembre de 1928 deja su casa paterna y se va a Irlanda para ingresar, como
novicia, en la congregación de Nuestra Señora la Virgen de Loreto.
El
6 de enero de 1927, a sus 16 años de edad, vive la más esplendorosa Epifanía de
su vida, la que marcará su ruta personal para el resto de sus días: pisa, por
primera vez, Calcuta, en la India, y desde allí se traslada al noviciado de
Loreto, al pie del Himalaya. A partir de ese momento, su ascensión espiritual a
su propio inigualable Himalaya no cesará un instante.
En
1931 profesa como religiosa y su hermoso nombre de pila, Inés, se convierte –no
podía ser de otro modo-en Teresa. Y pasa a trabajar, como Profesora a Entall,
cerca de Calcuta, durante toda la Segunda Guerra Mundial.
El
día 10 de setiembre de 1946 ha quedado fijado en la historia de las Misioneras
de la Caridad y, por supuesto, en el libro de la vida de la Madre Teresa, como
el “Día de la inspiración”. Viajando en tren hacia su noviciado recibe una
clarísima iluminación interior: dedicar su vida a los más pobres de entre los
pobres. Lo ha relatado así:
“En
1946, me dirigía desde Calcuta a Darjeeling en tren, para hacer ejercicios
espirituales. Nunca ha sido fácil dormir en los trenes, pero intentar hacerlo
en un tren de la India es imposible: todo cruje, hay un sucio olor penetrante y
por el amontonamiento de hombres y animales, cestos gallinas cacareando… En
aquel tren, a mis 36 años, advertí en mi interior una llamada a renunciar a
todo y a seguir a Cristo en los suburbios, para servirle entre los pobres más
pobres. Comprendí que Dios deseaba todo eso de mí … Hacía falta un techo para
acoger a los abandonados. Para buscarlo,
me puse en marcha. Caminé y caminé ininterrumpidamente, hasta que ya no pude
más. Entonces comprendí hasta qué punto de agotamiento tienen que llegar los
verdaderos pobres, siempre en busca de un poco de alimento, de medicinas, de
todo".
Miguel
Ángel Velasco, Madre Teresa de Calcuta.
Vivencias y testimonios;
pp. 9-11, Madrid 2016.
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