“Los
que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente
purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su
muerte una etapa de purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para
entrar en la alegría del cielo” (Catecismo de la Iglesia Católica, n.
1030).
Hoy
preside y predica la Novena de difuntos, D. Miguel López Varela, director del
Secretariado de Catequesis de esta diócesis.
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